Pablo Tonelli. «El Presidente se enoja con la Corte, pero él no emboca una»

Clarín. 21/01/2022 – Nota – El País – Pag. 16

Pablo Tonelli. Diputado del PRO y consejero de la Magistratura
«El Presidente se enoja con la Corte, pero él no emboca una»
Bernardo Vázquez

bvazquez@clarin.com

En 2021, Pablo Tonelli cumplió una década como diputado nacional.
Referente legislativo del PRO desde entonces, también se convirtió en uno de los principales bastones de la oposición dentro del Consejo de la Magistratura, precisamente el cuerpo que selecciona y remueve jueces que volvió a entrar en escena después del fallo de la Corte Suprema, que declaró inconstitucional la ley de 2006 y obligó al Gobierno a adoptar la anterior integración, con 20 miembros en lugar de 13.
– Pasan los años, pero usted siempre se mantiene como una referencia legislativa y judicial de la oposición.
¿Se siente cómodo en ese rol? – No hay que perder de vista que durante cuatro años fui oficialista, durante el gobierno de Mauricio Macri, y me ha tocado presidir en el Congreso una comisión estratégica como la de Asuntos Constitucionales.
Pero el que me toca es un rol que he asumido con mucho gusto y entusiasmo, porque son los temas en los que he trabajado toda mi vida, desde la época en que fui profesor de Derecho Constitucional. Es un camino en el que ha habido alegrías y desilusiones, pero me motiva tratar de que nuestras instituciones funcionen mejor y de que se respete la división de poderes.
– Si tuviera que elegir una alegría y una desilusión en este tiempo, ¿cuáles serían? – Entre las desilusiones ubico a algunas crisis impulsadas por el kirchnerismo, pero creo que el peor momento fue la etapa de la mal llamada ley de democratización de la Justicia, en 2013, que desnaturalizaba de manera total y completa el Consejo de la Magistratura y que por suerte fue desarticulada por la Corte Suprema. Entre las alegrías, en nuestro gobierno me ha tocado participar de avances importantes, como la Ley de Información Pública, que fue muy trascendente, lo mismo que la de la boleta única o la reforma electoral, que lamentablemente quedó trabada en el Senado.
– ¿Qué diferencias encuentra entre aquel 2013 y este 2022 sobre la mirada de la Justicia del kirchnerismo? – Los propósitos, en sí, seguramente son los mismos. La gran diferencia es que en 2012 o 2013 el kirchnerismo hacía lo que quería porque tenía una cómoda mayoría en ambas cámaras, que le permitía aprobar proyectos horribles como el de democratización de la Justicia. Ahora cambió la relación de fuerzas y ellos no pueden imponer sus proyectos de manera automática. Eso me da la esperanza de que esta vez sí podamos aprobar una nueva ley para la Magistratura, resultado del consenso entre las diferentes fuerzas.
– ¿Hace falta sancionar una nueva ley?, ¿o la que entra en vigencia desde abril alcanza? – No sé si la ley va a salir, pero es la solución más republicana, la más democrática. Lo ideal es que la nueva integración surja de una ley votada por el Congreso y no que sea resultado de una decisión de la Corte.
Sería más sano, más fecundo, que surja de un acuerdo político.
– Suele haber críticas hacia el Consejo de la Magistratura. ¿Funciona? – El Consejo arrastra los mismos problemas de siempre, que se sintetizan en la enorme lentitud para cubrir las vacantes del Poder Judicial.
En este momento estamos con cerca del 30% de juzgados vacantes, un problema que el Consejo arrastra desde siempre. Respecto al diálogo con el oficialismo, entre los consejeros hemos tenido una relación cordial, con miradas diferentes, pero fluída en estos últimos años.
– ¿Qué le genera que el Gobierno apoye una marcha «para echar» a la Corte Suprema? – Lo veo pésimo, es un alzamiento institucional del Poder Ejecutivo contra el Poder Judicial. Ya de por sí era una muy mala idea la convocatoria, pero cuando se sumaron funcionarios del Ministerio de Justicia, y el propio Presidente de la Nación, fue más grave. El artículo 109 de la Constitución Nacional veda al Presidente de intervenir en las causas judiciales o interferir en la acción de la Justicia. Está violándolo, promoviendo un alzamiento institucional.
– La Corte tiene cuatro miembros, todos varones. ¿La vacante que dejó Elena Highton de Nolasco la tiene que cubrir sí o sí una mujer? – En mi opinión, sería bueno que se trate de una mujer. Pero fíjese qué paradoja se da con la designación del Poder Ejecutivo, que al mismo tiempo que Alberto Fernández se queja del mal funcionamiento del máximo Tribunal, ha dejado vencer el plazo y no ha hecho ninguna propuesta para designar una jueza de la Corte. Muestra una contradicción muy grande.
– ¿Por qué cree que lo dejó vencer? ¿Para que no le pase lo mismo que en la Procuración, donde aún no pudo designar a Rafecas? – No, simplemente dejó vencer los plazos porque el Presidente es ineficiente.
Él se queja de la Corte como si el Poder Ejecutivo funcionara como un violín. El Gobierno es un desastre, no emboca una y lo poco que resuelve lo hace mal. Tenemos una de las inflaciones más altas del mundo, funcionarios que se van de viaje al exterior sin consultar, mejor ni hablemos de inseguridad…
– ¿En la política es más fácil ser oficialista u opositor? – Es más desafiante y entretenido ser oficialismo, siempre, y tratar de lograr acuerdos y consensos para que se aprueben las leyes que promueve el Poder Ejecutivo, es más desafiante y entretenido. Yo lo disfruté cuando me tocó presidir Asuntos Constitucionales. Ser opositor, creo, es un poco más cómodo.
– ¿Cómo analiza la interna de Juntos por el Cambio? – Creo que está enfrentando una situación relativamente novedosa. Y es que ya no hay un líder indiscutido, único, como era Mauricio Macri.
El liderazgo hoy es más horizontal, son varios los dirigentes que lideran, pero ninguno lo hace con preeminencia sobre los demás. Yo creo que es muy bueno que tengamos internas, y que haya varios dirigentes con posibilidades y pretensiones para 2023. Nos fortalece, en la medida que resolvamos nuestras disputas de manera democrática.
– ¿Qué lugar tiene que ocupar Macri dentro de la coalición? – Mauricio tiene que tener un rol importante, es un dirigente imprescindible para Juntos por el Cambio.
No podemos desperdiciar la enorme experiencia que ha logrado durante cuatro años como presidente, así como tampoco su mirada del mundo y de la realidad.
– Macri fue presidente cuatro años.
Alberto Fernández ya completó medio mandato. ¿Sus liderazgos son comparables? -(Risas) Es ridículo comparar… perdón que me ría, pero el modo en que Fernández y Macri gobernaron fue muy diferente. Alberto es un vicario que gobierna en nombre de la vicepresidenta.
Es poco lo que él puede decidir por sí mismo. Además, tiene la particularidad de que todo el tiempo está cambiando de opinión.
pareciera no estar muy seguro, no ya del rumbo del país, sino de sus propias decisiones. Mauricio, con aciertos y errores, fue un presidente que ejerció el liderazgo que esperábamos.
Alberto no ejerce liderazgo alguno.
– ¿Lo sorprendió el Gobierno en materia de política exterior, mostrándose cerca de países como Venezuela y Nicaragua? – No esperaba un rumbo diferente en materia internacional, pero tampoco esperaba tanta mala praxis.
Esto de que cortejemos a Nicaragua para obtener la presidencia de la Celac, un organismo que no sirve para nada, totalmente antinorteamericano.
y que a la par le pedimos ayuda a EE.UU., no se entiende.

«Apoyar la marcha contra la Corte es promover un alzamiento institucional».

Pata judicial. El macrista Pablo Tonelli cumplió una década exacta en la Cámara de Diputados.

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